Pero no nos desviemos de la cuestión, el tema está en que no podemos negar que entre las variantes de frikismo más influyentes están los videojuegos. En la fauna laboral en la que me hallo inmerso, siempre hay uno que (como mínimo) a los 30 largos se dedica sólo y exclusivamente a jugar en casa, y si es un tío sociable, por internet. Eso sí, lo interesante está en que cuando uno tiene ya una edad, como un servidor (no hagáis la gracia preguntando qué tipo de servidor...), uno se da cuenta de que antes la cosa no era tan políticamente correcta, y había más vicio y degeneración en esto del videojuego. Es lo que tenía que no existiera internet y, por consiguiente, porno accesible.
El caso es que ya por ahí anda la leyenda urbana de que el vice-presidente (los vicepresidentes siempre molan más realmente) de Nintendo afirmaba que los videojuegos no tenían ninguna influencia en los niños, porque si no acabaríamos todos comiendo pastillas mágicas en sitios oscuros y cerrados al ritmo de música electrónica. Habría sido un pronóstico clavado si no le faltara en la ecuación las cachondas, elemento fundamental que arrastra al niño friki a hacerse adulto cambiando el pacman por las discotecas. Otra gran curiosidad de este juego, padre del vicio, es que originalmente la traducción fonética del japonés fue PUCK-MAN, pero por motivos obvios y para evitar el cachondeo general, cambiaron de nombre a última hora.
Otro que marcó tendencia friki, que hace poco ha tenido su revival en los medios, fue el Moonwalker. Sí señores sí, un juego sobre el desaparecido (muerto) Michael Jackson, reina rey del pop. Y bueno, algunos diréis "bueno, tampoco es para tanto". Pero no, os equivocáis. En este juego, debías de ir por escenarios a ritmo de Billy Jean, I'm Bad, etc. manejando a un Michael Jackson que debía "salvar" a niñas pequeñas con muñeca en la mano para conseguir más puntos. Todo ello a base de grititos, agarradas de huevos y patadas en los cojones a los malotes de la peli. Es de lo más friki ever, porque combina predicción de su futura (presunta) pederastia, friki-fanatismo de nuestro amigo Mike y coreografías con los a golpe de joystick. Todo ello pagando una pasta para la época (fue uno de los juegos insignia en los 80).
Sin embargo, el más frikazo que marcó a toda una generación de pajilleros en potencia fue el Larry. ¿Quién no ha conocido en la vida real a alguien que se pareciera a ese tipo, un cuarentón medio calvo, bajito, con cara de poca cosa que desprendía virginidad por los poros? Yo conozco a dos por lo menos...
Para quien no conozca el argumento, versa sobre el viaje de iniciación de un cuarentón virgen en el mundo del sexo, y cómo debe superar todas las pruebas exigidas para zumbarse a una puta (pagando) en un motel de mala muerte. Los desarrolladores (que sólo se entiende que hicieran esto a partir del típico "¿A que no hay cojones?!") intentaron suavizar el cuadro final de patetismo haciendo que el chaval ligara en plan con final feliz y con aviso sobre los peligros de las ETS, pero no deja de quitar ese regusto de haber sido diseñado para niñatos castigados a no ver tetas por los dichosos dos rombos.
Pese a esto, lo más friki de todo está antes de empezar a jugar, cuando el control parental que tenía era a base de ... ¡preguntas de política! Había preguntas sobre Felipe González, Adolfo Suárez, y también algunas como "Qué producto estuvo prohibido durante la dictadura de Franco" o "quién era Marlo Brando", y mierdas varias. Hoy día, ningún adolescente ni adulto de menos de 20 años sería capaz de pasar las preguntas del principio. Ni siquiera preguntando por ... si joder, ese político que la ceja así ... coño, el que hace los sketchs con la reina de Inglaterra!